El Cine nos encuentra tres veces en La Habana
Un mensaje en el celular: “Felicidades. ¿Van para La Habana?”. El remitente es Yann, el francés que ha compuesto la música de nuestros documentales. No sabíamos nada. “¿La Habana?”, “¡La Habana!”. Tres días después de las elecciones regionales nos confirman que podemos viajar para presentar Carimba, sobre el racismo en Venezuela, en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. En tres días más Vanessa, Vicent y yo tenemos que conseguir la plata en tres monedas distintas, boletos de avión y alojamiento. Lo logramos. Son treinta horas con tres escalas por todo el continente: Caracas-Lima-San José-La Habana. Pero al fin llegamos a la isla de Cuba a las tres de la madrugada y con un frío para el que no venimos preparados ninguno de los tres.
De Cuba al mundo
El primer encuentro es con la cosmopolita Habana. La majestuosidad bohemia de El Vedado nos recibe. Autobuses rotulados en catalán, euskera, holandés y francés nos sorprenden y nos transportan a un nuevo sentido de la orientación y la geografia humana. Más pronto que tarde nos encontramos con directores, productores, documentalistas y estudiantes de toda América Latina: México, Argentina, Brasil, Venezuela, Cuba, Guatemala, El Salvador, Colombia y Chile. Y del Norte: Austria, Francia, España, Cataluña y Canadá. La aislada y bloqueada Cuba es el punto de unión de miles de latinoamericanos desde la cual, como ventana y puerta se abren al resto del mundo. Una paradoja más de estas tierras y estos mares. Que nos enseña el presente y el pasado de como habían aislado y separado las piezas del mosaico americano. Y Cuba las une, una a una. Haciendo posible lo impensable.
Del compromiso a la crítica
El segundo encuentro es con los documentales cubanos. Todos, absolutamente todos, son críticos con Cuba. Desde Cuba. Y para Cuba. Se presentan, entre muchos otros: Zona de silencio, sobre la censura, Raza, sobre el racismo, The Migrar, sobre la emigración, Ella trabaja, sobre la prostitución y Ciudad del futuro, sobre la crisis de los grandes sueños. También podemos ver Illusion que nos muestra la locura y el desarraigo de un padre exiliado en Londres. Una obra extremadamente valiente. O Tacones cercanos, una almodovariana muestra de la vida de una travestí. Y golpe a golpe, imagen a imagen descubrimos que el cine, y el arte, cubano ha sido la gran vía de compromiso y crítica. De libertad y de resistencia. Ahora y en los momentos más difíciles. Pudimos ver como Gutierrez Alea se río y hasta asesinó en el celuloide a los delimitadores de la poesía en Muerte de un Burócrata o en Guantanamera. Y cuando reivindicó la realidad en Fresa y Chocolate. También el pintor Raul Martínez, cronista visual de la revolución, fue aislado y perseguido por su homosexualidad. Eso nos los explica el propio Alfedo Guevara, director del Festival. Y como no, Silvio Rodríguez nos cuenta como trataba la policia de cortarle sus melenas. Sin tapujo alguno nos espeta desde la pantalla: la política de censura cultural fue una estupidez. Y lo dice en Cuba. Como no. Los artistas y cineastas nos dan ejemplo de que creación y valentía pueden y deben ser hermanas. Y es que los amores cobardes no llegan, ni a amores ni a historias, se quedan allí... ni el recuerdo los puede salvar... ni el mejor orador conjugar como decía él mismo. Una luz para América Latina. Un ejemplo para todos y todas.
De La Habana a Caracas
El tercer y más sorprendente encuentro es con Venezuela. En Cuba. Con Maracaibo y Caracas en La Habana. Nos encontramos los compañeros y compañeras de Humana y La Taguara, Guarataro y Panafilms en calles, cines, noches y conversaciones. Siempre en la dinámica de la producción trepidante nos damos cuenta de la desconexión que padecemos los documentalistas en Venezuela. Pero al mismo tiempo nos entusiasmamos de su renacimiento y su fuerza. El siguiente paso, conversamos entre humo y ron, podría ser la coordinación, impulsar festivales, plantear el debate y el conocernos. Darle palabra a la imagen. Darle alas a la imagen de Venezuela para que dibuje y camine sus propias veredas. Para que viaje en tren, barco y avión para llegar a todo el continente y a todo el mundo. Y esa es labor de las instituciones que están apoyando el cine y la televisión en este país. Mas en el fondo depende de todas y todos nosotros. Que trabajamos en esto. Que amamos este trabajo. No se puede esperar a la espera. No se puede solo soñar con sueños. Ya nos lo dijo un vaquero argentino (indio por dentro): “Échenle bolas y háganlo ustedes y en unos años no lo podrá parar nadie”.
Así es que nos encontramos en Cuba tres veces: con ella, con el mundo, con el compromiso, con la crítica, con la resistencia, con Venezuela y con nosotros mismos. Creo que fueron más de tres encuentros. Y creo que serán más.
David Segarra.
Documentalista.
Etiquetes de comentaris: cine, cuba, documental, habana, TeleSur, televisión, Venezuela, vtv
8 Comments:
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y no eres otra cosa que un profesional del diseño, de la imagen y del marqueting reconvertido en revolucionario..manejas otro discurso pero en esencia eres lo mismo...el oportunismo es lo menos que te pueden achacar...Creo que debes quitarte la careta y decirnos, quien eres..empresario?, conspirador?..en tus camisetas fomentas la violencia nacionalista. Solo una pregunta David, eres consciente de lo que significa matar a otra persona?, alguna vez has matado?, piensas hacerlo?...te recomiendo que a la hora de manejar esos símbolos seas plenamente consciente de lo que significan. No es un juego David, da la impresion de que eres un burguesito haciendote el valiente por haber vivido en La Vega..No insultes con tu actitud de turista revolucionario a los que si se juegan dia a dia su vida por lo que piensan...Tu volveras a Valencia acongojado ante el primer problema serio, pero ellos seguiran alli..
menos nacionalismo y mas solidaridad entre pueblos...un verdadero marxista no puede servir los intereses de la burguesía como haceis los nacionalistas!!! Fuera banderas catalanas, de caracas!!!!no ayudan CONFUNDEN, y sobre todo, DIVIDEN!!!
De nuevo el señor anónimo. Saludos amigo. Moltes gràcies per l'interés mostrat.
El Señor anónimo es marxista convencido y además es dialogante y prefiere los argumentos que la retórica de la maldicion del gitano...demuestrame que el nacionalismo catalan y valenciano es bueno para Venezuela y para el mundo y que está entroncado con el socialismo del S. XXI... quizá mi ignorancia política me impide ver con claridad vuestro papel revolucionario. Peor que ser anónimo es ir de lo que no se es compay...
Okay, Señor anónimo marxista convencido... No es tan complicado... Mira lo dijo Gandhi: no se puede ser internacionalista sin ser nacionalista. No se puede querer al mundo si no quieres a tu tierra. Es simplemente eso. Y la próxima vez los insultos se los guarda o domina su valor. Yo lo único que hago es documentales donde se da un punto de vista con mi nombre y apellido. Si no le gustan pues de argumentos y no berridos. Chao.
Señor anónimo marxista, yo, por ser, también soy marxista, y puestos a seguir su juego de autenticidades, pues lo soy más que usted, ala. ¿Qué le parece?. Además, señor, soy nacionalista, como los marxistas cubanos y los marxistas venezolanos, y también como los marxistas catalanes y en general como los marxistas de los paises ocupados, oprimidos, expoliados, colonizados.
Además, señor marxista, soy nacionalista como usted, sí, no se sorprenda Sr. marxista.
En fin, como no creo que por el tono de sus intervenciones atienda a razones le voy a recordar dos o tres cositas a ver si se modera.
Cuando se habla de internacionalismo se habla de comunión de naciones. De hecho cuando se habla de revoluciones no se suele hablar de mundialismo, globalismo... Estos conceptos se suelen reservar a lo que hace de malo la globalización, entre otras, la aculturación, es decir la sustitución de una cultura por otra.
La lengua, algunas tradicones, costumbres y usos refieren formas evolucionadas de convivencia de las comunidades humanas en sus respectivos territorios. La humanidad es toda una Sr., pero los climas, los terrenos, las geografías... son diferentes. Por poner un ejemlo, las comunidades esqumales manejan diferentes nombres para lo que aquí en Valencia se conoce como “hielo”. A mí me importan bien poco esos nombres, pero a las comunidades cuya vida depende del hielo esto es fundamental. Otro ejemplo. Las masías que se construyen en mi tierra son fruto de siglos de prueba error en cuanto a materiales de construcción, orientaciones, emplazamientos. Hay un valor objetivo que además une a las clases populares con la tierra, de la que depende su supervivencia. Y esto, creo yo, es muy marxista, pone en común modos de producción con personas, y hace que el capital humano esté en manos de las clases populares. Digo yo que esto es muy malo para el capital capitalista ya que pone en peligro el control que este ejerce sobre el sistema de producción.
En general se puede decir que estos usos, lenguas y razones son lo que constituye la esencia de las naciones. Y es curioso porque entre estos usos no se suelen encontrar palacios, grandes almacenes ni centros financieros. Lo que le significo por el ejercicio de identificar la “nación” a la construcción burguesa a la usted que se refiere.
Usted puede decir que el concepto como tal apareció como herramienta de la clase burguesa para ganar legitimidad ante su ascenso y frente a la legitimidad teocrática de la aristocracia contra la que competía. Y en parte es cierto sin duda, como también lo es que el concepto moderno de democracia y fíjese señor marxista, el de revolución, los acuñaron los burgueses franceses de finales del XVIII.
Auque duela decirlo tambień el de internacionalismo lo redescubrieron los burgueses en sus guerras y en sus colonias.
Lo digo más que nada por el hecho que por que los que más pueden hacerlo lo hagan a mala leche no podemos permitir que nos roben las palabras, las vacíen, asesinen con ellas, nos las devuelvan ya medio muertas y nosotros además las despreciemos como apestadas. Pero si son nuestras, nos las han secuestrado y violado!!!!.
Hay mucho dicho al respecto, pero la nación, como la patria, son construcciones sociales y como tales, depende de quien posea la hegemonía ideológica para darle un u otro significado. Si la democracia es solo votar a quien pueda pagarse una campaña, la revolución es un nuevo equipo de TV y el amor verdadero es la fidelidad, la nación, efectivamente, es una bandera. Pero como los marxistas somos más listos, por eso pondría en duda su marxismo, entendemos que todo eso son patrañas y manipulaciones tendenciosas en las que no hemos de caer. Necesitamos defender nuestros significados, los devenidos de leer la realidad bajo el prisma de la verdad.
Internacionalismo. No hay que ser muy marxista, o inteligente, para deducir cual es la verdad del concepto, a qué se refiere.
Unión entre comunidades o naciones, solidaridad entre ellas, amor...
Como antiguo vecino y amigo de David estoy muy orgulloso de que él como valenciano esté allá colaborando con ¿Venezuela?. Joder que nacionalista soy, ya hablo de Venezuela y Cuba -joder, otra vez- como si fueran naciones. Bueno ya me entiende usted, siendo marxista no lo dudo, colaborando con una democracia en construcción, una revolución en marcha, un proyecto de amor, por mucho que a la parte más internacional de Venezuela, precisamente la menos venezolana -me refiero a Prisa, Repsol, la patronal engeneral y las multinacionales en particular- no les haga ni pizca de gracia nada de eso.
Espero que aprenda mucho y que cuando vuelva, porque quiera o porque le anden buscando o cuando las barbas del vecino vea trasquilar, nos enseñe como han hecho los y las venezolanas -que le aseguro yo que no son las empresas capitalistas locales ni internacionales-, para construir lo que han construído y como han hecho los malos, esas empresas, para conocer mejor al enemigo común, que no tiene forma nacional y en todas las partes del mundo se mueve parecido.
Puestos a pensar, le voy a dar otro argumento. Los ensanches en el estado español, y supongo que otras tantas partes en las que se ampliaron ciudades a lo grande, se hicieron en todos las ciudades iguales. Y la forma de estos era bien ordenada, en cuadrícula, y con las calles anchas, para que pasada bien una unidad a caballo. A parte que era más barato (que no económico), ponía en orden las peculiaridades de las ciudades, redes de calles sin orden ni concierto por las que se escurrían los huelguistas y desaparecían sin posibilidad de intervención militar. Esas peculiaridades locales son una de las claves a la hora de enfrentarnos al capitalismo cuyo principio contemporáneo es el de repetir modelos y uniformizar para controlar los procesos. El conocimiento íntimo del terreno por parte de partisanos, maquis, guerrilleros... les dió y da fuerza. Traduzca esto a escala mayor. Lo local, lo nacional es una arma de lucha contra el capital.
En cuanto a los métodos de mi buen amigo David, bueno, huelga decir que usted parece ciego, o tonto, cosa que es en esencia contradictoria con ser marxista. Puede decirme cómo le ha leído, cómo ha visto sus documentales y cómo escribe sus berridos. Usando una poderosa arma que en su día inventó algien para que el Sr. Presidente de EEUU no pudiera quedarse sin poder disparar el botón rojo que da permiso para lanzar la bomba atómica. Las armas están ahí, algunas a nuestro alcance, otras no. Mercadotecnia, publicidad, diseño, lenguaje, escritura, dibujo, estrategia, técnica, conocimiento... son armas de que disponemos. Podemos escribir bonito o feo, ilustrar agradable o desagradable, decir cosas que llamen la atención o soltar rollos que a nadie van a interesar.
Además, a qué preguntar el papel de una bandera catalana en Caracas y maldecir el marqueting. Afrima usted una cosa y la contraria en tres lineas. Si no importa el diseño, la estrategia, la imagen... no importa que haya una, tres o trescientas banderas de las más diversas coloraciones. Si no importa la forma que demos al mensaje, ¿porqué se enfada con las banderas catalanas en Caracas?. Pues yo y David creemos en que la forma del mensaje es importantísima, y por ello nos hace mucha gracia cuando sacamos alguna banderita de estas catalanas y la gente marxista anónima comu usted se enfadan mucho, tanto que se ciegan ante ella y no saben leer la clara intención internacionalista que este gesto conlleva. La banderita tiene mensaje, y sacarla en determinados sitios responde a ciertas estrategias consuetudinarias. Entre otros es un buen método para medir el grado de tolerancia y de nacionalismo agresivo que hay entre la concurrencia. Es en cierto modo publicidad de una causa, como la roja, vaya, o como la roja y negra, o como la A circundada.
De todas formas David no es de los que va sacando banderitas. Su trabajo, a otros niveles, es intentar hacer un cartelito bien curioso, un documental elegante, una foto de esencia donde lo que se intente trasmitir se trasmita, resulte llamativo y se entienda directa o indirectamente. Creo yo que eso lo intentamos hacer todos pero algunos tienen más gracia o le echan más trabajo que otros. Las cosas son como son, y cada uno intenta aportar lo que más le interesa o de lo que cree que más se va a beneficiar la comunidad, o lo que más le pide esta. Hay de todo.
¿Usted ha matado a algien?. Si lo ha hecho le acompaño en el sentimiento, o le llamo canalla, debería explicármelo y entonces le diría. Que yo sepa David no lo ha hecho pero creo yo que acordarse de aquellos que lo han hecho para acompañarles en su dolor o para maldecirles es un ejercicio de responsabilidad que cualquiera de nosotros debe hacer. Solidaridad en cualquier caso. Con los nuestros que están atacando, o con los nuestros que son atacados. Ellos son los héroes nacionales. Ya sé, ya sé, los héroes son armas burguesas. Pues bueno, son nuestros referentes, ¿tampoco?, son nuestros hermanos del frente, ahora ¿qué tal?. Y si le digo que en algunos lugares referirse a ellos puede significar convertirse en ellos, entonces qué me dice. Hay símbolos que son armas por ellos mismos. El del pastelero es una pala de horno, el del frente militar un arma empuñada por un compañero o por una compañera, el de los pueblos con lenguas en peligro suele ser el de las banderas no reconocidas. Son cosas que pasan.
Un saludo cordial a usted y otro muy afectuoso a David.
Creo que las argumentaciones de Ginés son buenas y didácticas pero aun quedan sombras en la relación entre nacionalismo, burguesía y poder...y el verdadero marxista ama la tierra en la que vive, pero no por encima de la tierra en la que viven otros...es más quiere el derecho de los pueblos a la identidad, al a cultura y a su historia...sigo pensando que son sospechosas la aparición de esas banderas en eventos y espacios revolucionarios donde en realidad esta en juego la lucha de clases..Me preocupa la instrumentalización de un proceso como el venezolano para defender intereses y objetivos que se separan de la lucha real que persigue dicho proceso...los intereses regionalistas dificultan la relación de solidaridad entre pueblos...y sobre el marqueting revolucionario. Sigo pensando que es arriesgado justificar ciertos modos de lucha que atentan contra los mas fundamentales derechos humanos..vender camisetas, para que, o para quienes...veo cierto oportunismo en empresas de marqueting revolucionario que al final benefician a una sociedad limitada...me da la impresión que hay un mercado revolucionario nacionalista y unos cuantos aprovechando el filón para sacar rendimiento, o los beneficios van directamente las luchas sociales y políticas..?.si fuera asi perfecto pero permitanme señores que tenga mis mas serias dudas...
>Ginés ha demostrado tener una vasta formación ideológica y paciencia para dialogar y explicar..eso es bueno. David es bueno en lo suyo, pero entre lineas muestra incoherencias políticas importantes...solo espero estar equivocado y poder algun día retractarme de mis palabras...si es así, lo haré con humildad...Yo tambien admiro el proceso venezolano y lo apoyo de forma permanente..
Salud!
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